El día 16 de diciembre se celebra, desde el año 2005, el Día de la Lectura en Andalucía. Ese día nos recuerda el nacimiento de Rafael Alberti.
Cada año se publica un manifiesto. Este ha recaído en la persona de Carmen Hernández-Pinzón Moreno, sobrina nieta de Juan Ramón Jiménez, ya que el próximo año se conmemora el centenario de la aparición de "Platero y yo".
El manifiesto ha sido facilitado a los tutores/as para ser leído y comentado en las clases.
LEER NOS HACE LIBRES
La lectura nos hace libres. Ante un libro, las barreras o muros que al hombre condicionan y que lo distancian de los demás: su raza, su credo, su cultura o condición social, nada importan, es sólo un ser con un libro. Es un ser humano con una historia, y en ella nos podemos sumergir hasta llegar a lo más profundo, así como sobrevolar sobre ella, como pájaros silvestres, olvidando nuestras miserias humanas, hasta hacer nuestra una historia que construya nuestra mente y conmueva nuestra alma.
Cuando un escritor auténtico, genuino, se pone a escribir, como humildemente intento yo ahora, las palabras brotan solas, fluyen como un río y se agolpan. Es el corazón quien manda, quien va poniendo sentimiento a cada palabra, a cada acento, cada coma, incluso cada punto. Lo bello recorre cada rincón de su ser, cada recoveco, hasta expandir todo ese sentimiento a través del pensamiento y de su expresión. Porque como decía Juan Ramón Jiménez: “escribir es poner frases, es copiar el alma”. Y esa alma del escritor se confunde con la nuestra que la leemos y la sentimos, y ya no podemos desligarlas.
El lector es capaz, si lo desea, de llevar cada historia a su terreno, de hacerla más grande y más luminosa, en definitiva, podemos ir más allá de las letras o del contenido concreto. El libro, en definitiva, nos hace libres para construir otra historia a la que nuestra propia mente nos ha llevado, enriquecida con todo lo que nuestra inteligencia y nuestro corazón han ido asimilando. Y todo ello nos hace ir creciendo, formándonos, haciendo de nosotros seres diferentes.
El libro va dejando, en cada uno de nosotros, un caudal de conocimientos, una mina de
sentimientos que conformarán nuestro ser y nos hará personas que merezcan la pena. Gracias a los libros podemos recorrer otros mundos, conocer otras culturas, otros tiempos y gozar de algo anhelado desde siempre por el hombre: el don de la ubicuidad.
¿Hay algo en esta vida que nos pueda aportar tanto como un libro? Creo que no. Por eso, en el día de la lectura, debemos reflexionar y mostrar a todos, y muy especialmente a los niños, todo lo que los libros nos aportan, hacerles ver que, sobre todo, hacen de nosotros seres más ricos, en sentimientos y valores, y más libres, y esta libertad destruirá los condicionamientos con los que nacemos, vivimos y morimos, y que nos separan a unos seres de otros.
Este año recomendamos la lectura de “Platero y yo”, cuyo centenario celebraremos en 2014, y que es un libro ya universal. El poeta moguereño no escribió este libro para niños, ni se debe limitar a ellos aunque destaquen los valores de la infancia. Juan Ramón quería hacernos ver que debemos vivir en esa isla espiritual, como él la llamaba, que es la niñez y de la que nunca debemos salir por se el único sitio donde podemos encontrar la felicidad.
Él, que siempre vivió y se sintió como un niño, que era capaz de asombrarse cada día de lo más hermoso que nos da la vida, de encontrar, incluso en su ancianidad, bellos reflejos en la luna y nuevas caricias en el viento, quiso a través de ese diálogo con Platero y con la Andalucía de su época, resaltar aquellos valores que nunca debemos perder y por los que merece la pena luchar: el trabajo, la sencillez, la gratitud y muy especialmente, la amistad y el amor.
Platero ha sobrevolado y cabalgado por todos los países, todas las lenguas, todas las culturas y todas las religiones. Ha sido capaz de emocionar a millones de seres sin importar las barreras culturales. Platero vuela libre, pero llevando consigo a su tierra, a sus gentes, a su Andalucía que como él, se han hecho grandes, inmensas y universales a través de este libro.
Si como hago ver en este texto, leer nos hace libres, así también lo son esos libros que merecen la pena y que nunca debemos abandonar; de lo contrario nos perderemos lo más grande que nos da la vida, el vehículo que nos ayuda a alcanzar los valores más apreciados y por los que el hombre siempre ha luchado, la libertad, liberándonos de los condicionamientos de la vida, y el amor por todo aquello que nos rodea, sin limitaciones en el tiempo y en el espacio.
Carmen Hernández-Pinzón Moreno