El teléfono sonó en mi casa.
Estaba sola, así que lo cogí para ver quien se atrevía a interrumpir mis horas
de estudio, esas en las que me costaba tanto concentrarme.
Era Inés, la bibliotecaria del
Pueblo.
Supuse que mi madre tenía que
devolver algún libro, que debíamos alguna novela de hace mucho tiempo, o por el
contrario, que habían devuelto el libro que quería.
Pero no. Mi instinto me falló y
ninguna de mis intuiciones fue correcta.
Con un tono alegre y que dejaba
entrever una sonrisa, me propuso formar parte del Club de Lectura Juvenil de
Benalmádena Pueblo, y no sólo eso, sino ser la coordinadora, encargarme de que
todo funcionase correctamente y llevar
un grupo de chicas que tenían la misma ilusión por el proyecto que yo.
La idea me sedujo al instante, y
claro, no me pude negar.
En cuanto colgué el teléfono me
quedé con esa sonrisa tonta de felicidad que aparece muy de vez en cuando. Las
ganas de comenzar el Club se instalaron en mí y la ilusión me transformó,
provocando que olvidase en un segundo todo el tema de Historia, para empezar a
gritar y saltar por el salón de mi casa.
Chica loca me diréis, pero lo
que yo sentí en ese momento no se puede comparar con nada.
El proyecto era sencillo.
Una vez al trimestre nos
reuniríamos para comentar la lectura que nos propusiese Inés, acordar la
próxima fecha de reunión y hacernos con el siguiente libro.
En la primera reunión, acudí con
la respiración acelerada y el nerviosismo haciéndome temblar. Era la primera
vez que me enfrentaba a algo así y no tenía
ni idea de lo que tenía que hacer, decir o escribir. Nos conocimos todas y nos
fuimos de allí con el libro de Laura
Gallego, el primer tomo de Crónicas de la Torre : El valle de los lobos.
En nuestra segunda cita, con José
Luis como director y guía del debate, discutimos sobre el libro. Había gustado
tanto que algunas se leyeron los otros dos tomos que continuaban la historia y
nos desvelaron algunas pinceladas de ellos.
Sin duda, había marcado.
Teníamos tantas ganas de leer y
potenciar nuestra carrera literaria que decidimos entre todas quedar cada mes.
Una vez al trimestre resultaba un periodo muy largo para nuestro ritmo de
lectura y todas sabíamos que podríamos leer 150 páginas en menos de tres
semanas.
Así empezó el Club y el nuevo
proyecto que nos ha unido.
Estaríamos encantadas de que
cualquier lector joven que quiera unirse, lo haga. Tan sólo con avisar a Inés
en la Biblioteca
del Pueblo basta.
Queremos compartir la lectura,
que se haga costumbre leer día a día para luego comentarla con personas que
comparten la misma pasión por las letras, y tú, sin duda, estás invitado.
Celia M. Cabanas
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